Si duele no es Amor
Ella es una de las supervivientes al maltrato, al machismo, al egoismo y a la enfermedad de un ser que aprendió a despreciarse a si mismo.
Se lo debió enseñar su padre desde bien chiquito, lo mismo que el padre de su padre se lo debió enseñar al suyo. Alguien que permaneció en un bucle de odio, amargura y desamor. Veneno e intoxicación. No supo salir. Ni siquiera se lo pudo proponer como opción.
Mamá, la abuela, la bisabuela, (Margaríta, una de las novias que te conocí) y yo, te quisimos tanto, Papá.
Seguramente ese desamor empezó unas cuantas generaciones atrás de que mi padre albergara consigo esa semilla. Mi bisabuelo, mi tatarabuelo, quien sabe. Lo que si, de lo que si estoy segura es de que Ninguno fue capaz de empezar de cero, de enmendar. Intentar por un instante de sus vidas; aprender a amarse a si mismos. Ninguno. Ellos decidieron que con su herida lo mejor que podían hacer era no sanarla y arrasar con todo lo que se les pusiera por delante, inclusive, ellos mismos. Eso es lo que hacen las heridas con las personas que no saben cuidarlas y no se ocupan de sanarlas; DESTRUIR.
Otros y otras deciden, ni siquiera ser victimas aunque se encuentren en el mismísimo epicentro de un huracán
Permanecer el menor tiempo posible o el menos razonable y soportable y cuando llegan a la conclusión de que no es posible la enmienda;
Armarse de valor, de Amor, de corazón, de amor propio y hacer las maletas.
Y eso fue lo que hizo mi madre. Lo que tuvo que hacer a pesar de amar al hombre con quien había decidido formar vidas. La de ellos y la mía.
Nunca. Jamás la escuché decir de él, ni una sola palabra en negativo. Nunca le reclamó nada, ni siquiera que nos quisiera. Eso, bien sabe el cielo, que no se reclama. Lo único que dice si sacamos el tema, es que ella le quería mucho. Yo quería mucho a tu padre, pero supe que conmigo no iba a ser feliz.
(No pudo serlo con ninguna mamá, con ninguna)
Yo lo que se, lo vi. No me lo contó nadie y lleva una mancha roja sangre. Un extraño modo de empezar a discutir. Una ventana del quinto abierta de par en par (Hasta aquí puedo leer). Mi abuela en el medio de los dos y luego las tres, encerradas en refugio en una habitación.
Esta canción siempre me recordó a ella en aquel momento.
¿Como se hace para enmendar aquellos errores?
Yo creo que no se puede.
El daño ya está hecho.
Arrepentirse no sirve y decirlo tampoco.
Fueron tantas las veces que apagué su sonrisa.
¿Como no voy a ser y a sentirme feliz teniendo esta suerte, esta vida tan grande delante de mis narices? El Milagro. ¿Hasta que punto pude volverme tan loca de no haberlo sabido valorar también en su momento y comportarme como una amargada resabida y soberbia?
Me volví loca de remate cuando olvidé lo importante. Lo verdaderamente importante.
No se pueden enmendar errores
ni desdibujar los daños que un día se hicieron,
lo que si, no volver a cometerlos
y valorar lo que ya si soy consciente que debo,
además te debo Amor, ando en deuda contigo en eso, mamá.
Te Amo Mujer. Tu si que eres