Partiendo de la base de que somos seres completos y que no debemos cargarle sobre sus espaldas a nadie la responsabilidad del error de «completarnos», te cuento;
Cuando dos personas se aman o son amigas o se quieren, hay un equilibrio por ambas partes si el sentimiento es reciproco. De modo que sería ridículo reclamar, demandar o echar de menos lo que se tiene. Lo mismo que es ridículo exigirte una atención que no me das, o pedirte un amor que no te nace.
[piopialo vcboxed=»1″]Quererse hasta no echar de menos a nadie que no te quiera, porque si te quieres y te quiere, simplemente no echarás en falta, lo que no falta[/piopialo]
Si nos amamos, respetaremos nuestros tiempos de soledad o de compañía con otros seres. Estaremos satisfechos como se esta satisfecho por un amor correspondido.
Habrá un equilibrio natural en el que a ti te nacerá o buscarás el modo de aportarme mi parte y yo haré lo propio con la tuya. Lo que se llama complementarnos.
El problema se presenta cuando una de las partes comprueba que la otra ya no participa en el acto y en consecuencia, se encuentra siendo el espectador de una película en la que el coprotagonista deja de sentir lo mismo, delante de sus narices. La película de una muerte a cámara lenta. En ese caso la amistad o el amor o el pacto o lo que sea que os unió en el pasado, se desvanece.
Una planta no se muere si no dejas de echarle agua.Tampoco te pide cada tres o cuatro días que se la eches. Es un vinculo sin contrato o un contrato sin firmar, como el que tienes con tu perro, con tu gato o con esa belleza inadvertida por tantos, que te regala la vida y de la que tu has querido participar, siendo testigo.
No se puede echar de menos lo que tienes. Es imposible.
Con lo que si te echo de menos, mal asunto, porque si algo he aprendido es que no es dable pedir amor y muchísimo menos exigirlo.
Tendremos que empezar, entonces, a replantearnos otras posturas sobre ese desequilibrio natural, tal vez la del desamor. C’est la vie.
¡Ah! y me han dicho que el desamor puede, si le dejas, durar tres otoños.